top of page

El perezoso y su jardín en la espalda: una lección de vida en cámara lenta

¿Sabías que el perezoso no solo habita la selva… sino que la lleva consigo?

Su pelaje es un pequeño ecosistema ambulante: alberga algas, hongos, escarabajos e insectos que coexisten pacíficamente sobre su cuerpo. Esta simbiosis no solo lo camufla, sino que lo convierte en parte viva del bosque que lo rodea. La selva lo abraza tanto, que florece incluso sobre su piel.


Lo que podemos aprender del perezoso:

En un mundo que corre, el perezoso nos recuerda que la lentitud no es pereza: es presencia.


Nos enseña a movernos con calma, a convivir con lo que nos rodea y a permitir que la vida —literalmente— nos habite.


¿Y si hoy te permitís ser un poco más perezoso?Tal vez también puedas cultivar tu propio jardín interior: uno hecho de paciencia, equilibrio y conexión con la tierra.




 
 
 

Comments


bottom of page